Reseña publicada en Historia Actual Online. 3, 59 (oct. 2022), 228–230.
DOI:https://doi.org/10.36132/hao.v3i59.2276.
- Accesible en: https://www.historia-actual.org/Publicaciones/index.php/hao/article/view/2276
- Raúl Ramírez Ruiz - Universidad Rey Juan Carlos (Madrid-Spain)
FRANCIS FUKUYAMA, IDENTIDAD. LA DEMANDA DE DIGNIDAD Y LAS POLÍTICAS DE RESENTIMIENTO, TRAD. POR GARCÍA MALDONADO, A., BARCELONA, PLANETA/ DEUSTO, 2019, 206 PP.
Francis Fukuyama (1952), es un politólogo y economista norteamericano discípulo, en Harvard,
de Samuel Phillips Huntington y Allan Bloom y,
en la actualidad, Profesor en Stanford. Pertenece,
pues, a la élite intelectual de occidente. Fukuyama saltó a la fama internacional con la publicación en 1992 del libro The End of History and the
Last Man.
Identidad. La demanda de dignidad y las políticas de resentimiento, en 2019. Es una obra que, como Fukuyama señala en su primera línea, “no se habría escrito si Donald J. Trump no hubiera sido elegido presidente en noviembre de 2016”, un libro, en definitiva, nacido para explicar esa disrupción sistémica.
Para el autor, Trump representa una tendencia
general de la política internacional hacia lo que
llama el nacionalpopulismo, dónde han aparecido un nuevo tipo de líderes políticos que se
caracterizan por intentar utilizar la legitimidad
conferida por las elecciones democráticas para
consolidar su poder personal, además, son personajes que afirman defender una conexión carismática directa con “la gente” se define en términos restrictivos excluyendo a
gran parte de la población.
Fukuyama afirma que las democracias
liberales modernas ofrecen un grado mínimo de
igual respeto, encarnado en los derechos individuales, el Estado de derecho y el sufragio. Lo que
no garantizan es que en democracia las personas
sean igualmente respetadas en la práctica, particularmente los miembros de grupos con un historial de marginación. Países o religiones enteras
pueden sentir que no son respetados.
Ahí entra “la tercera parte del alma”, el deseo de
reconocimiento, que es lo que, sorpresivamente,
está cuarteando las instituciones de las democracias occidentales y, más allá, sirve de soporte
al neo-autoritarismo.
Los capítulos de la obra giran en torno a una serie de ideas encadenadas: se reflexiona sobre
la reivindicación de la dignidad; el paso de este
deseo de reconocimiento desde el individuo al
colectivo y la fragmentación de esos colectivos
identitarios. Todo ello para terminar reivindicando la construcción de un nuevo “nosotros”
amplio que sigue teniendo en el Estado su mejor
paraguas protector.
En este enlace de Historia Actual Online, 59, tienes la reseña completa, aquí solo extractaremos algunas de las cosas dichas por Francis Fukuyama en "Identidad" y recogidas en la reseña de Ramírez-Ruiz:
Francis Fukuyama, "Identidad. La demanda de dignidad y las políticas de resentimiento"
“tanto el nacionalismo como el islamismo
pueden considerarse un tipo de política de
identidad, pues ambos se centran en la victimización”
“el problema de la izquierda contemporánea son las formas particulares de identidad
a las que decide prestar cada vez más atención. En lugar de fomentar la solidaridad
en torno a grandes colectividades como la
clase trabajadora o los explotados económicos, se ha centrado en grupos cada vez más
pequeños marginados de maneras específicas”
Fukuyama afirma que este proceso parte de lo que llama la “pasión
por la igualdad” de la izquierda, pero esa apuesta igualitaria cambió desde su anterior énfasis
en las condiciones de la clase trabajadora a las
demandas, a menudo psicológicas, de un círculo
cada vez más amplio de grupos marginados y en
ese cambio, “la vieja clase obrera se quedó en el
camino”
“en todo el espectro ideológico, la política de la identidad es la
lente a través de la que se miran hoy casi todos
los problemas sociales”
Fukuyama, al finalizar su libro, a la hora
de definir un “nosotros el pueblo”, hace una encendida defensa del Estado nación, como el mejor referente para dar una estructura administrativa a la “identidad nacional”, pues esta sigue
siendo fundamental para la estabilidad y el éxito
del orden político.
Para Fukuyama, “democracia significa que las personas son
soberanas, pero si no hay manera de delimitar quiénes son esas personas, no se podrá
ejercer la elección democrática”.
“el aumento de la política de la identidad en
las democracias liberales modernas es una
de las principales amenazas a las que se enfrentan, y, a menos que seamos capaces de
volver a los significados más universales de
dignidad humana, estaremos condenados a
prolongar el conflicto”
Finalmente, Raúl Ramírez-Ruiz, concluye:
Cómo decíamos al comienzo, este libro no se hubiera escrito si Donald Trump no hubiera ganado las elecciones de 2016, todo lo que en él se
escribe tiene el trasfondo del populismo WASP
norteamericano. Como español, todo lo que se
lee en él, tiene al “procés català” como referente fundamental. Si ampliamos nuestro espectro,
también permite una mejor comprensión de
otros populismos hispánicos que, de igual modo,
restringen bastante el concepto de “gente” o
“pueblo”, como Podemos o Vox.
Renovatio Globalizado e identitario.
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